Desde el primero de agosto hasta más de un mes después, estuvieron viviendo en la nube de Ubeda. Y por ahí, decidieron contactarse con la realidad. Para colmo de males, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, salió a respaldar a la Gendarmería Nacional desde el primer momento...
Los datos de la realidad, todo lo que se conoce hasta este momento, confirma que la desaparición es forzada. Lo dicho por Bullrich terminó siendo un boomerang para el gobierno. Se conocieron en las últimas horas los argumentos de los testigos, esta vez sin capuchas, con nombres y apellidos y documentos de identidad.
Macri y sus funcionarios operaron muy mal con respecto a esta altamente politizada desaparición forzada. Y esto alguna consecuencia puede producir. Y todo parece indicar que como primera medida, el primer mandatario decidió bajar del escenario central a Patricia Bullrich. Ya no será ella la que pondrá su rostro para hablar sobre las novedades que se produzcan en torno de este manipulado caso.
Germán Garavano, el ministro de Justicia, será quien ahora llevará la voz cantante en este resonante episodio. ¿Alcanzará con eso? En la modesta opinión de quien esto escribe, no va a alcanzar... Si Mauricio Macri no toma la decisión, lo más rápidamente posible, de desplazar a Patricia Bullrich de ese estratégico ministerio, los problemas para su gobierno se van a acrecentar.
No es creible que esto suceda, pero sería una decisión que apaciguaría la furia de la oposición. Pero, por otra parte, la opinión pública argentina ya tiene claro que el caso Santiago Maldonado ha sido instalado en su nivel más alto de politización. Incluso, en muchos sectores de la sociedad este episodio ya satura por su exceso de difusión. En muchos hogares, cambian de canal cuando aparece este controvertido caso.
Ni hablar de lo bien que le ha venido a la viuda de Kirchner este episodio. Para ella, fue un regalo de Dios. La foto de su presencia en una misa realizada en Merlo, exhibiendo una imagen de Maldonado, es la más clara evidencia de su cinismo e hipocresía. No hizo lo mismo por Julio Jorge López o por las víctimas de la tragedia ferroviaria de Once.
Si hay alguien que no desea que Santiago Maldonado aparezca, esa es la viuda de Kirchner. Debe estar rogando a Dios que nunca aparezca. Esto es parte de su inescrupulosidad política, ya demostrada en los últimos años.
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